En la primera entrega de este tríptico glosábamos la gente del cine de nuestra tierra que habían sido reconocidos con los títulos de Hijos Predilectos y Medallas de Andalucía durante las décadas de los ochenta y noventa. En este segundo capítulo haremos lo propio durante la primera década de este siglo XXI.
La primera que rompió el fuego sería, en 2000, la actriz María Galiana (Sevilla, 1935), que consiguió la Medalla de Oro de Andalucía, resonante aún su éxito en la estupenda Solas (1999), que daría el pistoletazo de salida al actual auge del cine andaluz. Galiana, profesora de instituto, comenzó su carrera como actriz ya madurita, en los años ochenta, con pequeños papeles en films como Madre in Japan (1985), de Paco Perales, Las dos orillas (1987), de Bollaín, o ya en clave española, Malaventura (1988), de Gutiérrez Aragón, y Pasodoble (1988), de García Sánchez. Durante la década de los noventa seguirá haciendo personajes episódicos tanto en televisión, en la serie Juncal, como en cine, en películas como Belle epoque (1991), de Fernando Trueba, Belmonte (1995), de Bollaín, Libertarias (1996), de Aranda, y Más allá del jardín (1996), de Olea, entre otras, hasta que a finales de siglo estará en dos muestras del cine andaluz, Yerma (1998), de Pilar Távora, y, sobre todo, en Solas (1999), donde será la entrañable madre del personaje de Ana Fernández, epítome de todas las madres, de todas las mujeres de su generación en Andalucía, en un rol inolvidable con el que gana el Goya a Mejor Actriz de Reparto y se hace instantáneamente popular en toda España.
En su filmografía posterior a ese honor habrá de todo, estando en cine andaluz, en Fugitivas (2000), de Miguel Hermoso, y en Una pasión singular (2003), biopic sobre Blas Infante hecho por Antonio Gonzalo, pero también en cine a nivel nacional, en Tapas (2005), de Corbacho & Cruz, y en María querida (2004), el biopic sobre María Zambrano rodado por José Luis García Sánchez; pero sobre todo se hará un rostro muy familiar por su papel de Herminia en la serie televisiva Cuéntame cómo pasó.
En 2003 será Juan Diego (Bormujos, Sevilla, 1942) el que recibirá la Medalla de Oro de Andalucía. El bormujero se hizo muy popular en todos los hogares españoles en las décadas de los sesenta y setenta, al ser uno de los actores habituales en los dramáticos que Televisión Española emitía en aquella época, en espacios justamente recordados como Estudio 1 y Novela, y en otros muchos programas de ficción de la televisión del momento. En cine empezó a despuntar, casi siempre con papeles de reparto, en films como Colorín colorado (1976), de José Luis García Sánchez. En los ochenta hará un papel fundamental en la Historia del Cine Español, el señorito cabrón de Los santos inocentes (1984), donde está espléndido, pero también, en un personaje diametralmente opuesto, en La corte de Faraón (1985). En Dragón Rapide (1986), de Jaime Camino, interpreta nada menos que a Franco, anterior Jefe del Estado español, y poco después tendrá otro papel notable en El viaje a ninguna parte (1986), de Fernán Gómez. A finales de la década volverá a brillar intensamente con su papel de San Juan de la Cruz en La noche oscura (1989), de Saura, y ya en los noventa estará también en El rey pasmado (1991), de Uribe. Casi al final de la década será el marido angustiado por la infertilidad de su mujer en Yerma (1988), de Távora, trabajando también para Berlanga en su último largometraje, París-Tombuctú (1999). El siglo no puede empezar mejor como protagonista de la notable miniserie de Benito Zambrano Padre Coraje (2002), siguiendo después con trabajos para Arturo Ripstein, en La virgen de la lujuria (2002), Pablo Berger, en Torremolinos 73 (2003), y Saura, en El 7º día (2004). En los últimos tiempos parece haber espaciado más sus trabajos, pero aún así nos dará recitales interpretativos en films como Anochece en la India (2014) y No sé decir adiós (2017).
2004 será el año de Paz Vega (Sevilla, 1976), justo cuando la actriz dio el salto a Hollywood, y también cuando recibe la Medalla de Oro de Andalucía. Hasta entonces la sevillana había hecho un buen puñado de películas, aunque empezó con un personaje secundario en la serie televisiva Menudo es mi padre, con el inolvidable Fary. En cine empezará a tener papeles de cierta significación en Nadie conoce a nadie (1999), debut en la dirección del guionista habitual de Amenábar, Mateo Gil, para llamar después poderosamente la atención con su protagonista en Lucía y el sexo (2001), de Medem. Su intervención en Hable con ella (2003), de Almodóvar, en el exitoso musical El otro lado de la cama (2002), de Martínez-Lázaro, y sobre todo su volcánica composición de la racial protagonista de Carmen (2003), la nueva adaptación del clásico de Merimée que hizo Aranda, la catapultan a la primera página de la cultura nacional, y es entonces cuando recibe la Medalla de Andalucía y es llamada por Hollywood, prácticamente de forma simultánea. Spanglish (2004) sería su primer título en Estados Unidos, aunque no el único, si bien Paz compaginará su trabajo a ambos lados del Atlántico, y en Europa no solo en España, sino que también es reclamada por Italia, donde hace para los hermanos Taviani El destino de Nunik (2007). Para el escritor Ray Loriga, en su faceta de director, hará Teresa: El cuerpo de Cristo (2007), heterodoxa visión sobre la santa abulense. En la segunda década de los 2000 trabajará con Almodóvar en Los amantes pasajeros (2013), con Gómez Pereira en La ignorancia de la sangre (2014), e incluso estará en el último capítulo de la franquicia de Stallone, Rambo: Last blood (2019).
Elvira Lindo (Cádiz, 1962) será el nombre vinculado al cine que en 2008 reciba la Medalla de Oro de Andalucía. Aunque Lindo es fundamentalmente escritora, y también ocasionalmente actriz, su tarea esencial en cine quizá sea la de guionista, llevando su firma títulos tales como La primera noche de mi vida (1998), debut en la dirección de largometrajes de Miguel Albaladejo, que sería también el realizador de Manolito Gafotas (1999), sobre el célebre personaje infantil creado por Elvira, que escribiría lógicamente su guion. Lindo ejercerá también de libretista en Plenilunio (1999), adaptación de la novela homónima de su marido, Antonio Muñoz Molina, que llevó a la pantalla Imanol Uribe. Todavía en el siglo XX la gaditana escribirá el guion de Ataque verbal, de nuevo para Albaladejo, y en 2000 se encarga del libreto de su propia novela, El otro barrio, uno de sus textos “serios”, que lleva a la pantalla Salvador García Ruiz. Retoma Elvira su personaje más querido en dos proyectos sucesivos, para cine el largo Manolito Gafotas en ¡Mola ser jefe! (2001), que dirige Joan Potau, y para televisión la serie Manolito Gafotas (2004). A la que sería posteriormente ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, Lindo aportará la materia prima (la novela, aunque no el guion) de Una palabra tuya (2008). Su última aportación al cine, por ahora, es el guion original de La vida inesperada (2013), de Jorge Torregrosa, sobre la emigración de los actores a Estados Unidos, donde esperan (mientras desesperan...) triunfar.
Ilustración: María Galiana y Ana Fernández, en una imagen de Solas (1999), de Benito Zambrano.
Próximo capítulo: Hijos Predilectos y Medallas: Andalucía reconoce a su gente del cine (y III). Segunda década del siglo XXI